Escupo sobre tu pecho de náufrago
anegando un banco de algas
mientras cierras humilde los ojos
y aprietas estoico la mandíbula
con sudor y escamas,
intentando ignorar mi ofensiva descarga.
Escupo con sangre
contra tus pectorales de acero
que despliegas con poder marcial,
pulmones de fuego,
corazón, latidos que dañan los oídos,
yunque de explosión y miedo.
Escupo con sables y escarcha,
saliva que hiere tu esternón, tu soledad.
Tu nariz intenta inspirar más oxígeno
pero solo encuentra invierno
y con un bostezo sin luz
despiertas en la noche amarga.